Sobreadaptados y sobreendeudados
Frente a anuncios presidenciales de facilitar acceso al crédito para la clase media, es necesario recordar que endeudarse es uno de los principales factores que afectan la salud mental. Por ello la necesidad de integrar esta dimensión en los impactos de las medidas; y asumir colectivamente como país, políticas de apoyo y alivio, evitando la deudodemia.

Según datos oficiales de la propia OMS, a fines del 2019, en Chile habían 4,6 millones de morosos. Uno de cada 3 personas. Junto a ochocientas mil con síntomas depresivos, y más de un millón, con indicadores de ansiedad o angustia (sin contar otras patologías afines).
Las personas endeudadas son tres veces más propensos a tener un trastorno psíquico o emocional que las sin deudas. Esta situación se agrava en personas que ya tienen algún tipo de dificultad anímica, comportamiento adictivo o trastorno previo.
Por una parte, somos los más endeudados de América Latina, según datos del FMI; y por otra, con uno de los más altos indicadores de trastornos psíquicos y consumo de psicofármacos. La salud mental, una de las dimensiones más afectadas por la pandemia, por lo cual el gobierno ha levantando un programa público (saludable-mente), requiere una compresión integral y no solo sanitaria. El dolor social no se cura ni desde un diván o con una receta médica.
Existen variados estudios sobre la relación entre sobreendeudamiento y salud mental. Todas apuntan a la íntima relación entre estos, donde su persistencia se liga a síntomas depresivos más crónicos, y que tienden a caer a medida que la deuda también disminuye.

Así como las cuarentenas, no existe endeudamiento saludable, ya que produce en los afectados sentimientos de frustración y rabia, y que dado los indicadores de salud mental es urgente prevenir. No hay persona en nuestro país que no haya sentido o escuchado el relato de alguien, con la sintomatología propia del endeudamiento excesivo: desde dificultades para dormir, sea para conciliar el sueño como para mantenerlo; sensación de ahogo; taquicardias; agotamiento, tensión muscular o trastornos psicosomáticos
Las medidas de apoyo a la clase media, junto con considerar dimensiones psicosociales, deben ser asumidas
colectivamente como país, ante una emergencia inédita que trasciende la
voluntad propia de los individuos. Sería
impensable, que una situación de guerra por ejemplo, los costos de
reconstrucción tuviesen que ser asumidos en forma individual. La sobrevivencia
no puede ser asumida como el pago de un consumo más. Ahora la propuesta
pareciera ser aumentar las deudas y para salud mental una plataforma de
atención virtual